domingo, 20 de octubre de 2013

Vecinos de mi barrio

Nélida Olga Langenechin-Miguel Bueno
 
Visitamos la casa de Paraná al 6700 casi llegando a Fray Cayetano Rodríguez y somos atendidos por el matrimonio de Nélida Olga Langenechin (deformación del apellido alemán Langhenein) y Miguel Bueno.
 
Nélida (que nació en 1934), nos relata que se mudó a esta casa en 1949, que estaba construida en el año 1939 y era de Marcos Ostigiansky. Por aquel entonces su casa era la única de la cuadra, el resto eran tierras de quintas o lotes baldíos. Toda esta zona originalmente fue propiedad de Bernardo Ader, Nélida tuvo un local frente a la actual vivienda, dedicado a la venta de ropa para niños.
Su padre fue Guillermo Langenechin, nacido en Colonia Vélaz, en la provincia de Buenos Aires que llegó a Villa Adelina procedente de Pérez Millán (Prov. De Bs.As.) adonde trabajó como ferroviario desde 1920. Trasladado por el Ferrocarril Central Córdoba a Buenos Aires, se desempeñó en Boulogne y luego como auxiliar de primera en la estación Villa Adelina. Aquí tuvo como compañero, entre otros, a Domingo Santieusanio, padre de Osvaldo Ramos que fue cantor de tangos en varios conjuntos orquestales, siendo el último de ellos la orquesta de Juan D'Arienzo.
 

Diplomados - Nélida (Pocha) y, entre otros, Alberto Caputo (Chichí)
Nuestro vecino Miguel Bueno, nació en la localidad pampeana de Speluzzi, Departamento de General Pico, el 12 de junio de 1928. Su padre fue Rodrigo Bueno, fallecido en 1954, a los 64 años, era español de Aragón. Su madre Florinda Leranoz, fallecida en 1982 a los 86 años.


En 1941 vivieron en el barrio de Agronomía (Capital Federal). Se casó con Nélida el 19 de setiembre de 1953 y son padres de Graciela y Adriana.
 

La familia Langenechin-Bueno en el festejo del cumpleaños de Miguel
Miguel es humorista, en una línea de fino humor, quizás semejante al de Juan Verdaguer u otros de ese  estilo. En tal carácter participó en el programa "Finalísima" en 1988, en 1997 con Julio Lagos en "De broma en broma".  Es tío-abuelo del cantante cuartetero "Rodrigo".



 

 

Miguel Bueno nos menciona que en oportunidad que su ciudad natal, Speluzzi, cumplió los 100 años el 11 noviembre de 2007, editó un libro de excelente calidad, con 200 páginas de papel satinado y tapas donde registró  el origen del nombre, la historia de la localidad y pequeñas biografías de sus vecinos desde los tiempos de la fundación. Es un ejemplo que le parece digno de imitarse, teniendo en cuenta además que en aquella oportunidad su población era de 258 habitantes. 
 
Miguel Ángel Lafuente. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Francisco Diurno, una personalidad del barrio

Adelina... la Princesa

...Transcurrieron algo más de dos años investigando y escribiendo la historia que ya me fascinaba. Hallé varias contradicciones que se precisó mucho tiempo para descifrarlas, como fue la correcta identidad de Adelina y su familia; la construcción y pertenencia del denominado "castillo" y la compra-venta de las tierras donde se levanta la "Torre Ader", además de otras erratas de menor importancia.

El motivo por el cual me había prestado a trabajar tanto sin la obtención de beneficio alguno, para que Villa Adelina tuviera en un volumen toda su historia, se debia, principalmente, a mi curriculum:

Durante 48 años he vivido en ella; tuve comercio propio y desempeñé distintos cargos en las comisiones de varias Instituciones: Secretario de la Sociedad de Fomento "Unidad Villa Adelina"; Tesorero de la "Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular de Villa Adelina"; fundador directo de la Sociedad "Amigos de la Calle Paraná" en el cual, durante cinco periodos discontinuos fui su Presidente; Director del órgano mensual de la Sociedad "La Voz"; Presidente de la Sociedad Cooperativa de Fomento y Obras de Bien Público Limitada "INTER" compuesta por catorce Instituciones de la localidad, entre otras de menor importancia una nota aparecida en el diario "La Nación" el 13 de febrero de 1979, bajo el título "El nombre de Villa Adelina", fue la chispa inicial de todo lo que aconteció después.


Diurno con su hija Elena

En ella, el autor de la misma, señor Derek Drysdale, entre otras cosas expresaba que era pariente de Adelina, daba los nombres de los padres para luego explayarse sobre cuestiones de herencia y por último, informaba que Adelina se había casado con un príncipe italiano, María Colona, que tuvo varios hijos que residían en Roma y daba los nombres, los que se utilizaban en familia.

Con ello, descubrí que el motivo por el cual se habían tejido distintas teorías en torno a la identidad de Adelina, había sido porque dejó de residir en la Argentina...

...Siempre en la búsqueda de la información correcta en mis andanzas de investigador, tuve la necesidad de golpear infinidades de puertas, de las cuales, muchas permanecían cerradas, otras se abrían y cerraban indiferentes y solo unas pocas me brindaron el coraje de seguir adelante. Fue en una de éstas últimas circunstancias que tuve la inmensa dicha de conocer a una prima legítima de Adelina, María Munro, la mayor de las tres hijas de su tío Jorge Munro, quien muy gentilmente se aprestó a ayudarme a que conociera en detalles las grandes cualidades personales que caracterizaban al abuelo, su "grand-papa" Duncan Mackay Munro...

...Creo que es sumamente necesario aclarar, sobre todo para los historiadores que se ocuparon o que desean ocuparse en lo que respecta al origen de la titularidad de las tierras en que se yergue gallarda la Torre Ader, que la historia que se cuenta en la actualidad se halla equivocada. Los fundamentos de esta aseveracion esta dada por lo que ya hemos conocido al principio de esta historia: que Juan y José Drysdale, dos hermanos que eran titulares de una antigua firma importadora de maquinarias agrícolas, fallecieron en los años 1890 y 1893 respectivamente, existen pruebas de ello. Por lo tanto, jamás pudieron haberle vendido en 1914 a Bernardo Ader la tierra en que, luego, hizo levantar la elegante Torre que lleva su apellido o el de una antigua Torre situada a mil pasos de Belén en Palestina. Alli oyeron los pastores el anuncio del nacimiento de Jesucristo...

...En lo que respecta directamente a la fracción en la cual se halla implantada la Torre, estoy en condiciones de asegurar, gracias a los buenos oficios de los empleados del Ministerio de Obras Públicas (Geodesia) y del de Hacienda (Catastro) de la ciudad de La Plata que, se halla inscripto bajo el numero 42.560 Serie C-Año 1908 Y que Emilio Bieckert vendió el 7 de abril de 1908 a Bernardo Ader... etcétera. El escribano interviniente fue Alberto M. Haedo...

...Años mas tarde, su sucesora Ana Elisa Ader de Grumbaum por (1968/1969) dona la Torre a la Provincia de Buenos Aires y por (1979/1980) la Provincia la donó al Municipio de Vicente López. En este momento mantiene la custodia de la Torre Ader el Instituto de Investigaciones Históricas -dice un folleto que me ha sido entregado en el Museo y Biblioteca de la Torre Ader, que funciona en la misma-, con el fin de organizar un complejo cultural municipal que asesore a las escuelas y a las autoridades en materia de señalamiento de lugares tradicionales que se conservan en ese medio.
FRANCISCO DIURNO

 


martes, 1 de octubre de 2013

Una familia de San Isidro

Los Abriata en Villa Adelina

"Entre nosotros, donde sobreabundan los figurones, es plausible investigar sobre las personas de nuestro pasado que no llegaron a ser personajes.

Esto viene a corresponder, en cierto modo, a la elaboración de una historia 'popular' más profunda y llena de contrastes -me refiero a los efectos de luces y sombras- que la deslumbrante historia de los héroes.

En la historia, como en las guerras, el desconocido es siempre el soldado, no el general. La justicia de la posteridad consiste, pues, en depositar algunas flores de inteligencia ante el osario común de tantos olvidados, para mantener vivo el recuerdo de quienes vivieron con más pena que gloria".


Prof. Francisco Pedro Laplaza. Penalista, ex Decano de la Facultad de Derecho, Miembro Titular de la Academia Porteña del Lunfardo y del Junta de Estudios Históricos de Belgrano.

Antes de la llegada del ferrocarril (el Central Córdoba Extensión a Buenos Aires) lo que actualmente se conoce como Boulogne y Villa Adelina, eran llamadas respectivamente como las Lomas de San Isidro y los Altos de Martínez. No tenían nombre propio, salvo la mención del paraje conocido como La Adelina, nombrada por lo menos desde mitad del siglo XIX en varios documentos históricos, encontrándose escrituras con esa denominación y documentos con la firma de Rivadavia (según la hipótesis del profesor Ramón Miranda).

(Nota: el profesor Miranda, fallecido, fue Miembro de Número del Instituto de Historia Municipal de San Isidro. No hemos podido encontrar familiares u otros conocidos).

La última de las grandes extensiones dedicadas al cultivo de la verdura, que sobrevivió durante el siglo XX, es la que iniciara hacia 1908 el inmigrante Guillermo José María Abriata, su mujer Anna María Gobello y los doce hijos de la pareja.
 
 
Según los archivos históricos, entonces en el Museo Pueyrredón, la quinta se puso en venta en 1908 y tenía una superficie de "treinta y un hectáreas, diez y seis áreas y cuarenta y siete centiáreas". Su dueño era Eliseo Cantón, que mandó publicar avisos para promocionar la propiedad y donde decía que la próxima estación del F.C.C.C. pasaría a metros del lugar.

Los límites de la quinta eran las actuales calles Gorriti, lindante con la propiedad de don Avelino Rolón, que después de su muerte fue donada a la "Escuela Hogar Carlos de Arenaza"; Yerbal, con las tierras recién compradas por el Ferrocarril C.C.; Colombres, con los Rebagliati -actual fábrica Orbis- y Lamadrid, con las tierras de los Hnos. Cantón (ver en el plano).



 
Cuando la propiedad se puso en venta y a punto de ser fraccionadas, apareció Guillermo J. M. Abriata, que sin un peso, pero con una gran amistad personal con don Agustín Repetto, el más poderoso caudillo radical de entonces, le otorgó un préstamo, sin documentos, pero con el compromiso de pagarle, cuando sus tierras estuvieran produciendo. El inmigrante era hombre de palabra, analfabeto y muy inteligente.

La vieja casona ya tenía su pasado. Fue construida a la usanza de los cascos de estancias de los siglos XVIII y XIX, su diseño interior del tipo chorizo, es decir, habitaciones conectadas a través de puertas con dos hojas, dando a una galería común, cada habitación con su vestidor y un sótano que se usaba como bodega, así como los ladrillos de tipo colonial, mosaicos y tejas importados de Francia. Habría sido hecha no antes de la mitad del siglo XIX. No hay documentos que avalen la antigüedad de la casa, como tampoco lo hay -por el año de referencia- a ninguna de aquella época: la del actual Museo Pueyrredón y el viejo edificio municipal de San Isidro, que es de 1872.

El domingo 12 de julio de 1908, don Guillermo Abriata y su mujer Anna María Gobello, no tuvieron otra alternativa. Habían abandonado el ranchito que tenían en terrenos del ferrocarril inglés y con unos buenos pesos que les dio Diego Carman, el administrador del Ferrocarril C.C. en compensación por sacarlos del lugar, decidieron comprarse "algo".

Don Abriata, ya era un gringo totalmente acriollado, pero con todas las costumbres de su Piamonte natal en cada una de sus maneras. Recto como buen gaucho, incansable trabajador de la tierra como inmigrante hambriento y con deseos de un lugar propio que la Europa le negara, analfabeto como la mayoría de la gente de entonces, el remate de ese día era la oportunidad de su vida. Venían de Florida y el cambio de siglo lo habían pasado en el rancho donde con algunos de sus hijos mayores, plantaban verdura de todo tipo. No más de una veintena de agricultores y horneros formaban la población. La mayoría arrendaba su pedazo de tierra a minifundistas que venían de vez en cuando a cobrar su renta, pero que paseaban su fortuna y vivían en el pueblo, esto es en San Isidro devoto y sitio de descanso de fin de semana de damas y damitas porteñas. En esa situación estaban los Cantón y Avelino Rolón, quienes años después serían sus vecinos. A los verdaderos dueños de la tierra muy pocas veces se les veían las caras.

La de los Abriata llegó a ser la más dinámica y rica quinta de San Isidro, y la última en desaparecer en 1978. Esta pequeña empresa agrícola arrancó con media manzana, y don Guillermo fue tan empeñoso con sus manos como rápido con la cabeza para los negocios. Tuvo visionariamente la certidumbre de que ese lugar algún día gozaría de progreso. A los pocos años de instalarse, la tierra le resultó escasa. Como los dueños de la tierra aledañas no las ocuparon, quedaron libradas a su suerte, y el labriego -con sus doce hijos- tomó posesión de las mismas.

El tren, promesa de los rematadores, no apareció por ninguna parte. Los años pasaron y los que prometieron pagar en mensualidades, abonaron las primeras cuotas y ante la falta de noticias de progreso y del ferrocarril, no pagaron más.

Don Guillermo siguió labrando la tierra y mientras no hubiera reclamos, ocupó las 31 hectáreas originales, que limitan con las actuales: Gorriti, Lamadrid, Colombres y Yerbal.

Cuando finalmente apareció el ferrocarril, también se presentaron los primeros reclamos. Pero todo lo arregló pacíficamente y aquellos reclamantes recibieron lo suyo.

En los años cincuenta se llegaron a cultivar hasta 70 mil plantas de tomates por año y toneladas de papas, zapallitos, hinojos, melones, sandías, que llegaron regularmente a abastecer a las mesas capitalinas.

Don Guillermo fue precavido con sus ahorros, ya que dejó a sus herederos una gran cantidad de terrenos, muy bien ubicados en lugares cercanos a las estaciones Boulogne y Villa Adelina.
 
Junto a la desaparición física de los Abriata (Ana María murió en 1921 y Guillermo en 1931) que trabajaron la tierra con sus manos, la irrupción de las casas que fueron cercando a los campos y el mal negocio que resultaba la producción de verduras, ayudó para que la Quinta de los Abriata cayera, bajo el peso de los nuevos vecinos y de los nuevos tiempos.

 
Atrás quedaron las ceremoniosas fiestas donde toda la vecindad, agricultores y ferroviarios recién llegados, disfrutaron de aquellas largas tertulias, que se cortaban con el "se acabó el baile" cuando el sueño empezaba a cercarlo a don Guillermo.

(Nota: se tomaron algunas referencias para este texto del periódico Pueblo Chico, de mayo de 1993).

Exposición de la Junta de Estudios Históricos de Villa Adelina en la IV Jornada de Historia de El Talar, el 24 de octubre de 2009, y la XI Jornada Histórico-Geográfica de Tres de Febrero, el 31 de octubre de 2009.

Miguel Ángel Lafuente
Secretario JEHVA