viernes, 22 de mayo de 2009

Un actor de raza marcado por los recuerdos de Villa Adelina

Es Roberto Carnaghi, que empezó a representar obras en las calles de la zona. Hoy dice que quiere volver a actuar en el Partido.

Creció en las calles de Villa Adelina. Y en los potreros del barrio forjó su sueño de convertirse en una estrella de fútbol. Allí fue donde también conoció el cine, la lectura y el teatro. Eso hizo que Roberto Carnaghi cambiara el rumbo de su vida profesional y dejara la pelota para subirse a las tablas en San Isidro, dando el puntapié inicial de una extensa y fructífera carrera en teatro, cine y TV.

En su memoria quedaron grabados momentos de su infancia y adolescencia en Villa Adelina. Y aunque confiesa que hoy el barrio está cambiado, cada vez que vuelve rememora esas calles de tierra rodeadas de casas bajas, quintas y terrenos baldíos devenidos en canchitas de fútbol. "Era un barrio obrero, de familias gallegas e italianas. Todos nos conocíamos y había una relación muy solidaria entre los vecinos", explica el menor de los dos hermanos Carnaghi. Este actor que brilló en tiras tan disímiles como Montecristo o La Niñera, pasaba las horas andando en bicicleta y entreverándose en "picaditos" con los chicos del barrio. "Jugábamos a la pelota todo el día. En verano, también los hacíamos después de cenar", cuenta Roberto que, años después, llegaría a probarse en Chacarita. El cine era la salida obligada después del potrero. "Había uno que se llamaba Libertad, al que íbamos tres veces por semana. Ahí, vi mis primeras películas y series", explica este actor que junto a sus amigos y vecinos, Atilio Castro y Luis Juárez, compartía el placer por la lectura de revistas como El Rayo Rojo y Misterix, y las novelas de Verne y Salgari.

Ex alumno de la Escuela Nº 12 de Villa Adelina, el Santa Isabel y el Comercial N° 1 de San Isidro, Carnaghi tenía el rótulo de "liero" y se las rebuscaba vendiendo botellas y ayudando en su casa con las tareas domésticas para pagarse las salidas. "Nada era gratis. Mi primer trabajo con un sueldo fue a los 13 años. Fue en Saldutti, la única casa de fotografía que había en el barrio. Yo me encargaba del revelado. Conmigo trabajaba una chica de la que, por supuesto, me enamoré", confiesa entre risas.

A pesar de que era un gran espectador, este vecino nunca había incursionado en la actuación. Fue a través de un amigo que comenzó a estudiar actuación en una escuela de San Isidro. "La primera obra que hice fue El Herrero y el Diablo. En esa época montaban el escenario en las calles y nosotros actuábamos allí. De esa forma llegué a trabajar hasta en el Teatro de La Cova", dice este profesional que siguió el consejo del actor Camilo Da Passano -por entonces profesor suyo- y comenzó a perfeccionarse en la Escuela de Arte Dramático donde después se recibió.

Hoy abuelo de tres nietos, Carnaghi asegura que sigue a rajatabla los consejos de una de las personas que más lo marcó: Tato Bores. En su carrera cosechó cuatro premios Martín Fierro y el Ace de Oro.

Aunque vuelve seguido por el barrio y sigue en contacto con algunos de sus amigos como Atilio y Rolando Malié, no oculta sus ganas de presentarse en escenarios de Villa Adelina y San Isidro. Es que estos lugares se convirtieron en algo más que un recuerdo para él: "Uno es el reflejo de lo que fue en la infancia".

11 TEMPORADAS JUNTOS
Llegó a la TV de la mano de Tato Bores. Roberto Carnaghi hizo más de 100 publicidades, 50 obras de teatro y 50 películas. También descolló en la TV. En teatro hizo clásicos como Macbeth y Hamlet. En cine, actuó en la Raulito, Sol de Otoño y Moebius, entre otros films. A la TV llegó de la mano de su mentor Tato Bores, en 1979. Con enorme suceso, trabajarían juntos 11 temporadas.
Romina Lescano rlascano@clarin.com CLARIN SAN ISIDRO CIUDAD Jueves 26 de marzo de 200

Opinión: Siempre fue un actor muy dúctil
"Nos conocimos en la Escuela Municipal de Teatro de San Isidro. Hicimos juntos varias obras, una de ellas fue El Herrero y El Diablo. Recuerdo que él interpretaba un papel que le iba muy bien. Siempre fue un actor muy dúctil. Ya desde que hacíamos teatro callejero. Compartíamos no sólo la vocación sino también las salidas. Roberto siempre fue un compañero muy divertido y dispuesto a disfrutar buenos momentos junto a sus amigos. Es una persona extraordinaria y un talentoso actor que se entrega totalmente a lo que hace".
Rolando Maliá.
Director de teatro y vecino de San Isidro.

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