lunes, 1 de junio de 2009

Reinas y amigas de Villa Adelina

María del Carmen, Marta y Raquel, ahora y cuando fueron reinas del carnaval.

Un sábado por la mañana, en el Barrio Parque Cisneros de Villa Adelina, a instancias de Prensa Libre se realizó un encuentro en la casa de una de las ex reinas de los carnavales del barrio, cuando la estación era José Martí. Fueron convocadas por Raquel, su amiga de la infancia. Allí estuvieron María del Carmen Carreño, Marta Alicia Milec y Raquel Ferraro, “la intelectual” como se autodenomina, ya que ella no fue reina, las miraba y admiraba desde abajo.

La reunión estuvo llena de recuerdos y de la alegría de volver a encontrarse. Raquel, cuenta que vino a vivir al año, y muestra una foto bailando, “participaba con todo pero en lo de las reinas no me anotaba”, dice. Se recibió de maestra, y trabajó en varias escuelas, en el club Stella Alpina donde nació el colegio italiano, “después me casé y el padre Juan me llevó al Colegio San Cayetano”. Fue también maestra en la escuela 13 de Boulogne.

María del Carmen, comenta que tuvo una linda adolescencia.

Marta, recuerda que una vez a la semana pasaba una carreta con bueyes, “los chicos salíamos a verla”. En el año 46 estaba asfaltada la avenida Ader, la calle Paraná tenía otro nombre. Y tiene memoria de un centro comercial muy importante, de cuando sentían las sirenas de las fábricas y de los obreros que iban a tomar el tren.

María del Carmen trabajaba en Productex como dibujante, y el recuerdo las lleva a nombrar fábricas que ya no existen, que tenían cientos de trabajadores.

Marta, recuerda las serenatas que se realizaban al finalizar las fiestas y hacían guerrilla de busca pie, que eran unos cohetes "como unas cañitas que iban por el piso". Recuerdan al vendedor de gallinas y pollos vivos, ocupando toda la calle, "la gente elegía y él se los entregaba". También mencionan a la partera de Villa Adelina, Catalina; y no se olvidan de un gran loteo, en el que compraron un terreno, en 100 cuotas de $ 1,20 y le daban 1000 ladrillos. "Los sueldos eran de 100 ó 120 pesos, en los años 40, y pagaban en la torre Ader, allí era la cooperativa, estaba el dueño que tenía la administración, y a los chicos le regalaban caramelos, y los pagos los anotaban en una libreta".


María del Carmen, Reina del Corso de 1955, y de Villa Adelina, vino a vivir a los 10 años: "Había una promoción, se hablaba mucho en el pueblo de esta elección, me anoté a último momento, me daba vergüenza porque tenía 16 años. Me hice el vestido, con ayuda de mi mamá, y el sombrero me lo hizo ella; me gustaban los trajes antiguos. Había unas 10 ó 12 chicas, representantes de los clubes de la zona; yo quería estar, pero ni soñaba que iba a ganar… Al final me dieron dinero en efectivo y un viaje, aunque mis padres no me dejaban viajar… flores, regalos, órdenes de compras; era una Villa Adelina tranquila, pacífica, se hacían los 'asaltos' (bailes en las casas)… Viví acá hasta que me casé, tengo muchos lindos recuerdos, y me encantó volver a vivir esta época, y este reencuentro", dice emocionada.

La foto corresponde a la presentación de Reinas y Princesas de la U.V.V.A. En el centro, Marta A. Milec (Reina del Corso Vecinal 1956). A la derecha, Marta Alicia Beltrame (Reina del Club).

Marta, Reina del Corso y de Villa Adelina de 1956, es oriunda de esta localidad e hija de Antonio Julio, que también había nacido en el lugar. Su mamá vino joven a Villa Adelina, tuvieron 2 hijos; sus abuelos –maestros-, por parte de su mamá, fueron inmigrantes. A él lo llamaban “El maestro”. Vivía a la vuelta del Unión Vecinal, “mi hermano practicaba baby fútbol, pero las chicas no teníamos un deporte, lo único que hacíamos era ir a alentar a los chicos a los partidos; insistimos tanto que nos pusieron un aro de básquet y empezamos a jugar”, rememora, y continúa: “Nos hicimos el bombachón negro, y fuimos las pioneras del básquet en el UVVA en el año 1953. Éramos muy malas, pero lo bueno era jugar, el entusiasmo”. Además recuerda: “Don Muñoz era el que organizaba los bailes infantiles y el encargado de los campeonatos, habría que hacerle un monumento –dice-, porque se encargaba de sacar a los chicos de la calle y los llevaba a jugar al fútbol”. Con respecto al concurso: “Yo participé porque los comerciantes me dijeron que me tenía que presentar… tienda La Explosión de Abdala me impulsó para que me presentara en 1956. Me acuerdo de Lupi, que paró la carroza y me dio una flor de esas que se cierran de día, y para mi fue un premio fabuloso, y me regalaron una copa, que aún conservo, con el escudo peronista, característico de esa época”.

La reunión fue terminando con ganas de volver a encontrarse, pensando en porqué no convocar a todas las participantes de aquellos corsos.

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