viernes, 21 de mayo de 2010

¿Balneario en Villa Adelina?

Corría el año 1958. A seis cuadras de mi casa estaba la Laguna de los Patos, en la actual Yerbal y Thames. Allí nos llevaba mi mamá cuando mi padre, Carlos Pastorini, tenía que descansar. Él era quintero y por la noche llevaba con su hermano Pedrito las verduras que cosechaban, al Mercado Dorrego. Por eso la hora de la siesta era sagrada. Para evitar que, con nuestros gritos, llantos, etc. propio de dos nenas de 3 y 4 años, interrumpiéramos el sueño de mi papá, mamá tomaba el cochecito de mi hermana. A ella la sentaba ahí y yo iba parada al costado. Seis cuadras íbamos caminando hasta llegar a la laguna. Desde Thames y Lamadrid aún puede percibirse el declive hacia Yerbal, que en ese entonces estaba cubierto de agua y plantas acuáticas, entre las que se destacaban las flechas de agua.


En sus aguas nadaban patos marrones y alguno blanco, que despertaban nuestro asombro, y aunque sea, por un ratito, nos mantenían entretenidas y expectantes.



La directora de la escuela San Andrés Avelino donde trabajo en la actualidad, Sra. Miguelina D’Andraia, me contó que esas zonas bajas llegaban a lo que hoy es Martín Rodríguez y que su esposo cazaba allí ranas. Cuando llovía con intensidad había más de un vecino que se dirigía en bote hacia las zonas altas. “La isla” era una de esas tierras elevadas, ubicada en lo que hoy es P. Moreno y Martín Rodríguez.

Cerca de ella no era raro encontrar los domingos de verano gente tomando mate y algunas señoras se aventuraban a ponerse la malla, quedando la orilla de la laguna, en la Islita, transformada en un balneario local. Tal es el caso de la Sra. Pirocha, nuera del Sr. Luis Abriata, a quien le fue tomada una foto allí, luciendo su traje de baño.

Con el paso del tiempo esa zona baja se fue poblando de casitas muy modestas. El Dr. Julio Alberto Ghersi solía atender a esos primeros habitantes en forma gratuita, conociendo las necesidades económicas por las que atravesaban.



Yo no sé si la gente compraba los lotes o simplemente los iban ocupando. Lo cierto es que cuando llovía el agua se les metía en las casas, por eso, los más previsores, empezaron a rellenar los terrenos. Transitando Yerbal se pueden ver las casas más altas que el asfalto.

Incluso en algunas de ellas han levantado en las puertas de entrada un pequeño tabique de material para impedir que el agua pase y las casas se inunden. Hablo en presente porque aún hoy, si las lluvias son muy intensas, los desagües no son suficientes, y la zona se inunda, como en los peores tiempos.


Pasaron muchos años hasta que por fin las autoridades, decidieron terminar con las inundaciones en la zona. Recuerdo que muchas veces no podíamos tomar el colectivo 5 (actual 700 rojo) por el nivel de agua que se acumulaba en Thames y Yerbal y zonas aledañas. Construyeron importantes desagües que dieron un respiro a las casas del lugar. Pero la caída natural del terreno persiste y, como ya les mencioné, si cae una intensa lluvia, los desagües no llegan a ser suficientes (pasó en febrero de este 2010).

Ya escribiré sobre otros balnearios, visita obligatoria los días de verano, a orillas del Río de la Plata, en San Isidro y Martínez. Pero quise empezar por este balneario, el de nuestros pagos que, tal vez, muchos de los que aún viven en la zona tuvieron la dicha de conocer, y la mayoría que hoy habita el lugar desconoce.

Mónica Liliana Pastorini

mlpastorini@yahoo.com.ar

1 comentario:

  1. Uhh las calle thames y yerbal, yo vivo a dos cuadras de ahi, que lindo, a pesar de que sea joven (20) y no vi tanta evolucion, me pude dar el gusto de ver la ultima etapa (por ahora) de la evolucion de mi barrio y ciudad

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