martes, 3 de septiembre de 2013

Memorias de un emigrante zamorano - Parte 6

EL 6º GRADO

A raíz de este episodio, me puse a pensar seriamente que así no se podía seguir, no era posible llegar tarde tantas veces y encima todavía me faltaba cursar el 6º grado, el año próximo, pero yo quería seguir en el turno de mañana ya que todos mis amigos del barrio iban a este turno y por la tarde nos dedicábamos "a jugar a todo", a la pelota, lucha a caballo, boxeábamos (un chico tenía guantes de box del hermano, eran de entrenamiento), hacíamos "casitas" en los árboles y también bajo tierra (cavábamos pozos enormes y luego le poníamos techo con maderas que después cubríamos con tierra) y ya cuando comenzaba a hacerse oscuro, teníamos la "aventura" .... ir a "robar" frutas de los árboles que tenían en su terreno muchos vecinos no tan cercanos a nuestras casas.

Convengamos que hambre no teníamos, fruta era lo que sobraba en nuestras casas, no teníamos ninguna necesidad de hacerlo, pero daba la impresión que "esa fruta", robada, siempre era más rica...

La única realidad era, como ya dije, la aventura, el riesgo de recibir algún sopapo si nos agarraban, de hecho, más de una vez hemos tenido que salir corriendo perseguidos por el dueño de casa, claro, a esa edad éramos más veloces que una liebre; siempre logramos escaparnos.

Solo lo hacíamos por el ánimo de la aventura y jamás se nos ocurrió llevarnos otra cosa que no fuera algunas frutas como ya he dicho.

Bien, si me pasaba al turno de tarde, me iba a perder todo esto ó buena parte y no estaba dispuesto ha hacerlo, por lo tanto y con más razón ahora que en la escuela sabían de mi actividad y eran más permisivos continué en este turno, pero además decidí hacer el 6º grado libre, aprovechando que estudiar no me traía muchas dificultades.

Claro que esto me iba a demandar un esfuerzo adicional que yo mismo no sabía cómo lo iba a resolver; tenía que seguir haciendo el reparto como siempre, continuar con el 5º grado en la escuela 12 como siempre, pretendía jugar y hacer todas las travesuras dichas y además ir a una maestra particular que me preparara para rendir a fin de año, el 6º grado en el Ministerio de Educación...

La maestra particular resultó ser una mujer muy buena, también joven, llamada María, que era clienta del reparto que hacía papá. Las clases eran tres veces por semana de 2 horas cada una, si mal no recuerdo.

Como todos se imaginarán, este tiempo, más el de ir y venir, había que debitarlo de la juerga con los demás amigos del barrio. Pero digamos que valió la pena el esfuerzo ya que todo anduvo bien y conseguí hacer los dos años en uno sin desatender el reparto, solo un poco el estar con los amigos en esos días. Además, de este modo conseguí recuperar el año perdido a causa de la fecha de llegada al país y no tener residencia para vivir todavía, como ya he dicho más arriba.

"SEGUNDO TIEMPO" EN MI VIDA

En esta segunda etapa en la vida de una persona suelen suceder los acontecimientos más importantes, los que van a definir su futuro como persona, en todo ello, uno mismo tiene mucho que ver pero, pero hay un porcentaje de imponderables que en la pubertad y adolescencia tienen gran importancia y que algunas veces no los sabemos manejar y otras no podemos o no está a nuestro alcance poder hacerlo.

Lo que es seguro, que en la mayoría de los casos, los que vienen de "buena pasta" estarán sometidos a los mismos avatares que todos, pero sabrán asimilar todo lo bueno que la vida les presenta y descartar todo lo malo, sin desconocerlo, y atención, que esto es importante.

Estas cosas generalmente se aprenden en la "Universidad de la calle..." que nadie debe menospreciar ya que es una parte importante de nuestras vidas.

Yo siempre dije, Todos,... absolutamente todos, sabemos que es lo que está bien y lo que está mal, hasta el más tonto lo sabe... ahora... según hacia que lado se incline podremos decir si es una buena persona o no lo es tanto...

Comienzo a estudiar Electrónica en el viejo EINSI, Escuela Industrial Nacional San Isidro. Todos sabemos que las escuelas industriales tienen doble jornada; a la mañana teoría y por la tarde práctica en el taller. Aquí ya no podía realizar el reparto de la mañana, había que entrar a las 8 en pleno corazón de San Isidro, viajaba en el colectivo 4, luego 304 y actualmente 343. Un servicio muy malo con pocos coches. Para entrar en él, en Villa Adelina, había un inspector de la línea en esa parada, que estaba justo en la entrada de mi escuela primaria, pues bien, él mismo abría la puerta de emergencia de atrás, "nos daba un pie" para subir (poner las dos manos unidas y usarlas de escalón) y así entrábamos al colectivo un grupo numeroso de niños que luego bajábamos casi al final del recorrido. No cabía un alfiler y sin embargo seguía subiendo gente, claro, de vez en cuando bajaba algún pasajero, pero la mayoría lo hacía en San Isidro.

En ésta época el reparto (el que yo hacía) lo trabajó un muchacho durante un tiempo, luego lo hizo Antonio Miñambres, padre de Modesto Miñambres, quien también es actualmente un directivo del Centro Zamorano de Bs. As. Y finalmente mis hermanos (los dos juntos) Pilar y Miguel, bajo la tutela de mamá que los acompañaba. Este trabajo no podía sostenerse en estas condiciones, por lo que al poco tiempo se lo hemos vendido a quien era un amigo y cliente del reparto de apellido Toledo (no recuerdo el nombre) que trabajaba en la fábrica de mosaicos de Marcelino Ramos, español, también cliente nuestro, con lo que se acabó este tema, también para mis hermanos.

Cuando yo regresaba a casa después de las clases de taller en el industrial, ahora me esperaba otra tarea. Hacer un pequeño reparto de diarios de la tarde. Un reparto que papá le compró a un señor, Juan Puplo. Para tener una idea de cómo era Villa Adelina en ese tiempo, como comentario al margen, diré que este hombre hacía el reparto con un sulky tirado por un caballo.

Ahora papá tenía un reparto a la mañana y otro a la tarde. Buena parte del recorrido de éste reparto coincidía con el de la mañana, por lo que había algunos clientes que compraban los dos diarios; el matutino y la 5ª edición, primera de la tarde, luego, más bien entrada la noche venía la 6ª, ésta ya era exclusiva para los quioscos. No había repartos de la 6ª.

En este momento debo decir, principalmente para quienes no conocen, que una escuela industrial exige del alumno tiempo completo. No es posible estudiar del modo que yo lo venía haciendo, al tener que trabajar no queda tiempo. No hay duda que los padres quieren lo mejor para sus hijos pero en ocasiones no se dan cuenta que se les exige lo que humanamente no pueden dar, por más capacidad que tengan, es así que no terminé en el industrial, continué mis estudios de electrónica en una escuela privada, la más importante del país en ese tiempo Radio Instituto, fundada en 1937.

Aquí sí, me permitía desarrollar otra actividad y me sobraba tiempo.

Digamos que siempre tuve que trabajar, desde los 9 años...
(continuaremos con estos textos fragmentados)

No hay comentarios:

Publicar un comentario