viernes, 23 de agosto de 2013

"Memorias de un emigrante zamorano" - Parte 3

1949 COMIENZO LA ESCUELA

En el pasaporte no está muy claro si la llegada al país fue el 18 o el 19 de Mayo de 1948, justo el 8 ó el 9 del sello se lo ve un poco cortado, de cualquier manera yo tenía 6 años cumplidos el 19 de febrero por lo tanto estaba en edad de comenzar las clases, pero bueno, éstas empiezan a principio de Marzo, nosotros llegamos más hacia fines de Mayo y todavía sin lugar de residencia estable.


Recién a principios de 1949, cuando nos mudamos al "rancho" en Villa Adelina, puedo decir que teníamos un domicilio constituido, en la calle Jean Jaurés 3978, se pronuncia yean yoré [sic], pero para nuestros padres y la mayoría de los vecinos era Juan Jaurez, así lo escribían en las cartas y llegaban, se ve que en el correo y el cartero ya sabían de este asunto.


Y bien, en Marzo de 1949, ahora sí, estando todo en condiciones comencé a estudiar el ciclo primario en una vieja y humilde escuelita, que funcionaba sobre la calle Fernández Espiro a media cuadra (50 metros) de la estación Villa Adelina. Digamos que a otros 50 metros, se estaba terminando la escuela Nº 12, un edificio de lo mejor y muy amplia, que se estrenó el año siguiente, por lo que me tocó estar en el fin de una y la inauguración de otra.


Vale la pena acotar que la misma calle pero de la vereda de enfrente se llamaba Los Fortines... Esto era debido a que aquí se dividen los partidos de Vicente López y San Isidro, se ve que en aquel entonces los intendentes no se ponían de acuerdo y cada cual le puso el nombre a su antojo sobre la vereda que le pertenecía a su partido. Hoy y desde hace tiempo la calle citada se llama Paraná en las dos veredas por supuesto.


Empecé la escuela sin saber lo que era un lápiz, comenzamos haciendo "palotes", que así se le llamaba a las rayas verticales diagonales etc. que escribíamosen el espacio de los renglones, evidentemente con la intención de ir dando ductilidad a la mano para la escritura.

Vamos a abreviar porque el tiempo sigue corriendo.


Mi idioma "Argentino" recién empezaba a formarse pero con pocos meses de residente era notable el acento y la pronunciación española, sin embargo esto cayó muy bien entre las maestras, por otro lado mi condición de alumno era muy buena y esto facilitaba aún más las cosas. La cuestión es que sucedió algo insólito como verán.


No tengo presente si fue para el 25 de Mayo o el 9 de Julio, pero sí que era una fiesta patria donde se festeja la libertad conseguida por el pueblo argentino de la conquista de los españoles, por lo que se realiza un acto de concurrencia obligatoria y luego cada grado y de cada año tiene algún representante que actúa, generalmente recitando algún verso alegórico a la fecha que se festeja.


Hete aquí que el primero inferior (el de inicio del estudio) presenta su "artista" elegido (normalmente ponen al mejor alumno) quien sube al escenario y comienza a recitar con su mejor voz "Bombas de estruendo resuenan anunciando la alborada..." (Sigue)... pero... hay algo extraño... el acento de ese niño... tan castizo, parece un español... y vaya si lo era, de pura cepa... me han aplaudido y todo, pero ahí no termina este episodio, cuando bajo del escenario improvisado en el patio, me vienen a saludar maestras, otras personas y una nueva sorpresa, ... pero tienes puestas dos escarapelas... pues sí señorita, tengo la argentina y como yo soy español, también tengo la española, no le parece bien? ... Todo les pareció bien y de hecho también terminó bien.


Pero si bien yo era un chico aplicado, de buen carácter y "manso", si alguien me buscaba era seguro que me iba a encontrar; no iba a ser yo quien iniciara la pelea y seguramente que iba a tratar de evitarla, pero si no quedaba otro remedio... a las castañas. Es que en esta edad y con la relación que se establece con los demás niños se forma una persona en cuanto a carácter y forma de ser; se aprende de todo, también que es lo que está bien y lo que está mal, lo importante es saber diferenciarlo y que "mamemos" lo bueno de la vida de relación sin desconocer lo que nos perjudica o nos perjudicará cuando seamos más grandes.


Vean un episodio, de los varios que tuve que atravesar, en este, mi primer,año "en la selva". Digo así porque recuerden que hasta aquí yo era un niño mimado por todos, recuérdese el relato "CON EL CURA, DON EUSEBIO" y se darán cuenta que nunca había tenido que luchar ni defender mis derechos.

El comentario que voy a hacer es así: Resulta que en el medio del patio de la escuelita había un bebedero de agua, esos que sale un chorro de agua del centro hasta unos 10 ó 15 cm de altura y es usado por los alumnos cuando tienen sed.


Pues había un chico bastante corpulento que no sé a qué grado iría pero la cosa es que un día se le ocurrió hacerse el "dueño" del bebedero, por consiguiente solo podía tomar agua el que él quería. Por supuesto los que él les permitía tomar agua eran más grandes que él... Así las cosas, cualquiera que se arrimara a beber lo sacaba con cajas destempladas y le advertía que si volvía le iba a dar unas cuantas trompadas, porque, aquí toma agua el que a mi se me da la gana, y todo eso. Realmente a los más chicos nos infundía miedo, pensemos que era el primer grado y quien más quien menos éramos inocentes que no estábamos acostumbrados a estas cosas.


Pero pronto se aprende,... un día tomé coraje, tenía sed, así que me acerqué para beber agua; por supuesto se puso delante de mí amenazante... tomátelas de aquí porque te meto una trompada que te rompo la cara... Mi respuesta fue un violento cross de derecha directo al medio de la nariz que lo revolcó por el piso... Anonadado, se levantó tomándose la cara con las dos manos (semejante golpe en la nariz duele de veras) se mira el guardapolvo lleno de sangre, que salía de las dos fosas nasales en abundancia y el muy malevo... se pone a llorar desconsoladamente. Se acabó el guapo para todo el año.


De allí, fuimos los dos a la dirección, a él lo pusieron a un costado para curarlo y a mí me han reprendido (pero no mucho...), lo que pasa es que él ya tenía un "prontuario" como chico con problemas de conducta y yo todo lo contrario, por lo tanto todo el asunto no pasó de una reprimenda para ambos.


Luego de este "debut" tuve otras peleas pero sin consecuencias, realmente eran cosas de chicos.


Así transcurrió mi primer ciclo lectivo en la escuelita, yo la pasé muy bien, tan bien, que me gustaba de verdad ir a estudiar, en realidad lo tomaba como un juego divertido que duraba 4 horas.


Hasta aquí, el relato pareciera indicar que todo en mí era alegría, que no tenía consecuencias el desarraigo, que era un chico feliz a quien nada de esto lo hubiera afectado.


Nada más alejado de la verdad... Todas las noches soñaba con mi pueblo, con Don Eusebio, Dolores, los abuelos y todos los afectos que tenía y que estaban plenamente vigentes en mi memoria y mis sentimientos.


Muchas veces despertaba de noche y por un momento me parecía que estábamos allí, que habíamos vuelto, en la oscuridad la imaginación vuela aún estando despierto... pero pronto caía en la cruda realidad y las lágrimas corrían por mis mejillas y había de llorar en silencio para no despertar a nadie... Luego, a la mañana me levantaba triste, pero sacaba fuerzas de no sé donde, me sobreponía a todos los recuerdos y trataba con bastante eficacia ser lo más parecido posible a lo que era... Esto que cuento me sucedió durante muchos años...
(continuaremos con estos relatos) 

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